Desde otra dimensión: Halfaya presenta Kryptoniter

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Gente Insoportable

12 agosto, 2025

El fuego infernal encendió la noche en esta ruidosa presentación.

Halfaya, que en árabe significa fuego infernal, tiene sus inicios en invierno del 2017, cuando Juan Cruz Algaraña a.k.a. CJ y Gonza se encuentran en una sala de ensayo con la idea de armar una banda stoner. Los primeros dos LP de la banda: Paso de Halfaya (2019) y Blunderblues (2021), y los dos splits, uno con Eerie (Eeerielowmoon) y North Africa Dope Wars 1942 con Sahara, fueron grabados con la voz de Francisco “Pancho” Yadu, Diego “Pela” Becchio en guitarra, Gonza en bajo y CJ en batería. Luego, durante la pandemia, Gonza pasa a voz, dejando a David Olguin en bajo. Con esta nueva formación presenta el disco Blunderblues en 2023, en un show que fue grabado y presentado bajo el nombre Weed Live Tracks. También publican un split con Moodoom, La oscuridad del Destino en 2024 y el último LP de la banda Kryptoniter en 2025, presentado en Majo el pasado 4 de julio.

Para empezar la noche, con su grave sonido de ultratumba No Stone va invocando a lo oculto e invade al público con la oscuridad que acompañará durante el resto de la velada. Entre un repertorio de temas que hace un repaso por su carrera, también eligen esta ocasión especial para presentar un tema nuevo “Mean Purposes”. 


No quisiera hacer solo foco en el volumen de No Stone, pero resulta difícil, ya que lo fuerte y pesado que suenan esas cuerdas en drop hace insoslayable la experiencia inmersiva en un sueño de terror. Los solos de guitarra alterados solo a poder de un wah-wah y el resto de la banda se equilibran con una voz sucia sin grandes variaciones, generando un sonido uniforme.


Con este nivel de apertura, la espera de Halfaya se hace ansiosa y quiero saber a donde vamos a llegar luego de atravesar este cementerio. La banda agradeció y felicitó con un sentido saludo a los compañeros de Halfaya antes de bajar del escenario.

Halfaya sube al escenario como una saeta, veloces y enérgicos, para empezar con el primer tema homónimo del nombre del disco, Kryptoniter. El resto de los temas suenan en orden mientras el público acompaña los riffs con cabeceos y se amontona lentamente. 

Ya sean más cercanas a un metal clásico o un blues embriagador, cada una de las piezas que componen Kyptoniter tienen una tensión que genera inquietud y llaman al agite. Las letras no se quedan atrás: críticas, satíricas y agresivas. Esta combinación impecable nos deja como resultado un disco fiel a un concepto interdimensional, que también tiene una excelente ejecución técnica, pero que en vivo suena muchísimo mejor porque el poder de la batería y la voz desde el escenario son imparables. Además del disco, Halfaya tocó algunos de sus ya clásicos temas y agradecieron a familia, amigos y a todos los que hicieron posible esta fecha antes de bajarse del escenario. Haciendo honor al nombre de la banda, lograron que arda el calor dentro de Majo en una noche helada, a pura distorsión y bajos bien graves. 

Mi primera impresión de Halfaya fue que es una banda arrolladora. Dentro de la movida stoner de la ciudad, estamos acostumbrados a encontrar una gran calidad de artistas y ellos no son la excepción. Del material publicado en su bandcamp, resalto La oscuridad del destino, el split con Modoom con quienes generan una sinergía auditiva muy buena. Además, seguir la tradición de los splits incluso en formato digital nos demuestra que no hay solo una idea musical, sino también política y social de ver la música como generadora de unión. 

Si bien Majo no me parece el lugar ideal para dos bandas de tanta potencia, sonó muy bien y el lugar se sintió cómodo a pesar de que automáticamente al dejar de tocar, empezó a sonar Microdancing de Babasónicos y descolocó a las camperas de cuero que venían de una ráfaga de cerveza y pogo. Por ahora la banda no anuncia ninguna fecha cercana, pero estaremos atentos a cuando será la próxima oportunidad de vivir una noche de esas que te dan ganas de agarrar la moto y encarar la ruta, porque no hay nada más lindo que una cerveza helada, los amigos y el buen metal.

Texto por Matías Fernández | Fotografía por Gerónimo Rodríguez